Los empresarios textiles señalan que el gran desfasaje se produce “aguas abajo” en la cadena de valor del sector. Una investigación de la Fundación Protejer advierte, por ejemplo, que el precio de una remera de primera marca en un centro comercial está constituido en un 50% por impuestos, sobre todo Ingresos Brutos que aparece a lo largo de cada eslabón de la cadena de valor.
El precio de la vestimenta desde 2016 a la fecha ha subido menos que la inflación minorista y que la inflación mayorista. Y rechazan que una apertura importadora pueda bajar los valores.
En el trabajo presentado se indica que si se toma el precio de una remera de primera marca de alguno de los locales en centros comerciales, el 50,3% está compuesto de impuestos; el 12,2% corresponde a costos financieros; el 12,7% a alquileres; el 9% a logística y comercialización; el 4,8% a gastos de marca; el 2,5% a publicidad, y tan solo el 8,5% es puramente el costo de la prenda a nivel industrial.