El debate sobre el polo tecnológico de Tierra del Fuego revela que existe consenso en que es insostenible, pero nadie se anima a tomar medidas.
A lo largo de los últimos años hubo varios amagues de retiro de los beneficios para esa manufactura subsidiada. Sin embargo los industriales fueguinos demostraron tener una capacidad de lobby que penetró en los medios de comunicación y en los partidos políticos.
Con un Nicolás Caputo, que figura entre los perjudicados y los dos Caputos del gobierno nacional, como “victimarios”; la negociación se pone interesante, y circulan especulaciones sobre beneficios fiscales.
Exención del IVA, desintermediación comercial, beneficios logísticos, todos esos temas aparece en la mesa, mientras los “zócalos” de la TV advierten que más de 8.000 puestos de trabajo están en riesgo.
Lo curioso es que muchos de quienes hoy protestan en defensa de la industria fueguina no tuvieron la misma actitud cuando Sergio Massa presentó el presupuesto 2023, con la propuesta de recortes de subsidios que el Estado le hacía a sectores privilegiados. Encabezando la lista aparecía el polo tecnológico de Tierra del Fuego, cuyo costo fiscal se estimaba entonces en un tercio de punto del PBI.