De acuerdo a datos recientes, siete de cada diez prendas vendendidas en Argentina son importadas, en desmedro de la producción local, consecuencia de la apertura comercial promocionada desde el Gobierno.
En los primeros meses, el país gastó más de u$s1.500 millones en importación de ropa, golpeando negativamente la industria textil local, una competencia imposibles de igualar en costos.
Según la Fundación Pro Tejer, el 67% de las prendas que se consumen en el país son importadas. También, la mitad de las empresas nacionales del sector textil bajó 5% sus ventas en 2025, consecuencia de la caída de la demanda. En tanto, el 60% de los industriales redujo su plantilla de personal y sólo 35% consideró recuperar el uso de la capacidad instalada.