El gobierno inauguró una nueva etapa en su política cambiaria, con la intervención en el mercado cambiario para aportar liquidez y reducir pre electorales.
Las ventas oficiales rondaban los US$400 millones en tres días. Durante esos días, el dólar bajó $10 y se mantuvo en $1362 para mayorista y $1375 minoristas.
Las intervenciones directas en el mercado de cambios empezaron con ventas, pero el Tesoro decidió no informar sus movimientos.
Las ventas oficiales iniciaron en agosto, cuando el Gobierno empezó a desprenderse de divisas en operaciones bilaterales. Los privados calculan que el Tesoro ya se desprendió de unos US$500 millones.
